Quizá sea porque jugamos a ser niños otra vez; porque con nosotros está Júpiter alineado; porque quizá somos de la misma manera diferente... Yo creo que es porque consigues que yo consiga todo, porque hago que te olvides de tus malos días incluso de problemas. Creo que soñamos cómo sería todo esto de la manera en la que nosotros lo controláramos. Éste es mi juego. Atrévete tú también a sentirte Especial.

jueves, 16 de diciembre de 2010

Aléjate de mí.



Sólo te pido que tus pensamientos dejen de ahogar mis penas, que no me aturullen al son de tu parpadeo, que camine sólo por donde mi mente me conduzca y que pueda traducir lo bonito que me queda por sentir... me encantaría saber describir lo que busco, pero ni yo sé si podría llegar a existir algo que pudiera calmar mi no sé qué. Te pido que seas comprensible y me dejes respirar por mí mismo. Te pido que te alejes de mi razón y corazón. Deja que aprenda a caminar sin apoyarme en tu hombro y piensa que es mejor que el humo de nuestro entorno no haga indivisibles mis rojas mejillas que aparecen siempre al final de mi sonrisa. Tengo calor y siento consquillas en los pies, como si fuera con la pluma que siempre jugabas a hacerme reír, a buscar mi sensibilidad y a comernos con las miradas. Dejaste de buscar una sonrisa para encontrar lágrimas que salían de una desesperación que ojalá esté a un palmo de escaparse de la realidad. Te pido que no interrumpas mis sueños, que no entrecortes mis ganas de luchar, que no hagas desaparecer mi constancia y sobre todo, que no intentes recuperar lo que ya está perdido, lo que un día arrojaste por la ventana de tus sentimientos. Espero que me hagas ese favor y que dejes de aparecer en mi melodía, en el ritmo de mis pasos o en las frases que escribo. Y aquí, donde la calma es imposible que sea alcanzada por nada, sigo viendo una parte de esa nada que me hace lentamente morir; aquí, donde mis alegrías cobran vida y donde mis ganas de vivir son más fértiles que nunca; aquí, donde la soledad muta a un sentido agradable, donde los amaneceres se repiten cada 12 horas; aquí... aquí nunca deja de llover. Y entiende que, aunque pido que te alejes, no quiero perderte.