Quizá sea porque jugamos a ser niños otra vez; porque con nosotros está Júpiter alineado; porque quizá somos de la misma manera diferente... Yo creo que es porque consigues que yo consiga todo, porque hago que te olvides de tus malos días incluso de problemas. Creo que soñamos cómo sería todo esto de la manera en la que nosotros lo controláramos. Éste es mi juego. Atrévete tú también a sentirte Especial.

jueves, 17 de diciembre de 2009

VUELTA A LA VIDA


He cogido un trocito de papel de periódico y he empezado a escribir mi nombre, mientras mi mente no hacía más que darle vueltas a lo Dios sabe qué. De un golpe, mi cabeza gira acelerada hacia el reloj que tengo justo al lado de mi cama. Mis brazos se mueven a la vez que mis piernas no pueden parar. Mi alma pelea sola contra la pared mientras mi boca deja de respirar. Se entrecorta mi aliento al unísono que mis párpados cobran más vida de la que nunca tuvieron. Mis recuerdos salen de mi cabeza y se materializan para darme un abrazo, de ésos que nunca olvidaré, de ésos que llevaba siglos esperando. Las cortinas de mi habitación hondean fuertemente y no puedo evitar abrir mis ojos al mirar que el viento no es el que está entrando por la ventana. La palabra soledad se está marchando, y tras de sí, una huella difuminada escribe las tres palabras "hasta la próxima". El trozo de periódico sale solo volando, mientras mi nombre queda tatuado sobre mi mesa. Mis manos se unen al son de las agujas del reloj y mis piernas se cruzan sin querer. Mi alma me sonríe una vez más y me invita a seguir volando por la autopista gratuita de la felicidad. Mi cara se sonroja en sobresalto por el aire fresco que llenan mis latidos y mis venas se relajan para dar paso a la respiración. Mis pulmones se maquillan y mis pensamientos cambian de forma, de tal manera que lo único que queda aquí dentro soy yo, y nada más que yo. Mi alma sigue viva.

domingo, 22 de noviembre de 2009

No sé cómo caminar.



Me despierto y miro hacia la ventana. Hace un día espléndido, una tiempo soleado y cálido que debería sorprenderme, ya que en invierno no suelen hacer de éstos. Pero sin embargo, una tarde triste y silenciosa. Donde el mínimo aleteo de las palomas es lo único que se oye, donde una simple respiración se convierte en el centro de atención, donde no se oye más que las motas de polvo rozando contra el suelo. Una tarde triste donde las haya. Me asomo a la ventana y arrojo un suspiro directamente al falso sol que crearon mis espejismos. Miro al cielo y compruebo que de repente aparecen unas cuantas nubes de color grisáceo dispuestas a expandirse hasta que lo único que quede sea amargura. Veo cómo las flores se van escondiendo, cómo los montes son eclipsados y cómo el aire olor a lluvia va entrando en mis pulmones. Me ofrezco voluntaria para construir un nuevo mundo, podría ser algo muy parecido a lo que nunca vimos, podría ser mágico y no apático. Se me desvanece el sueño. Las nubes dibujan un nombre que no es esperanza, miro al cielo y grito en silencio, esperando que alguien me oiga y sea capaz de resolver lo nunca resuelto, sea capaz de oír aquello que nunca se dijo.
Cálida tarde de invierno en la que mis ojos sienten una presión, mis párpados se prolongan y el brillo de mis pupilas queda en una mísera marca de decepción. Me depara una noche larga y oscura como ninguna otra. Una en la que la luna no sea reina sino esclava.

viernes, 13 de noviembre de 2009

NADA ES PARA SIEMPRE...


Una vez que tu cabeza realmente sabe que en esta vida no hay nada eterno, entonces empiezas a plantearte qué merece y qué no la pena. Sin esa eternidad, sin esas amistades que duren para toda la vida, sin esas relaciones para siempre, sin esos momentos mágicos intactos hasta el resto de tus días... con todo eso, pero sin confiarnos en su duración, debemos aprender a vivir. Nuestro rededor va cambiando constantemente, mientras que tú no eres más que otro variante del mismo. Nos decimos mil y una vez que alguien va a ser algo en nuestro interior para siempre, pero estos sentimientos abstractos se van convirtiendo en materia mortal por mucho que quieras aferrarte a ellos. Así vamos cambiando de relaciones, de constumbres, de pensamientos, al fin y al cabo, acabaremos rompiendo nuestras "tradiciones". Y sí, sé que es una pena estar mirando al futuro, imaginarte un futuro sin algo que es un gran apoyo para ti en tu historia, imaginarnos cómo será nuestro día a día si varían nuestras relaciones... pero ese futuro, esos cambios pasarán, y mi futuro se está convirtiendo en mi presente. Hoy mismo, ese alguien con el que tenías mucha confianza, o la que te juró su amor eterno, o simplemente lo que pensabas y sentías al ver eso que tanto te gustaba, ha desaparecido, se ha ido disipando y esfumado poco a poco hasta quedarse sin valor. Ya no queda en esta sociedad la sinceridad, la pureza y la fidelidad que podría haber antes, o cada vez son menos. Aún queda gente que ama, ama con el corazón y lo hace de verdad, aún hay gente que sabe lo que quiere y sabe realmente que eso no cambiará nunca, gente que ama o que odia hasta en su descanso final. Gente así, gente humana y humilde, gente verdadera. Pero tampoco debe ser tan malo tener las cosas claras y decirte, nada es para siempre, sólo si lo sientes de verdad. Plantéatelo: ¿Tú lo sientes?

martes, 20 de octubre de 2009

Un actor peculiar


Hoy me ha sonreído. Ha sido una niña de piel pálida y ojos tristes la que hoy me ha mirado y sus fracciones se han alegrado. Es una sensación de plenitud, el saber que a alguien le estás haciendo feliz con sólo un gesto o un detalle. Corriendo, pero sin apartarme la mirada se ha marchado, contenta y sorprendida al verme en la calle. Me encanta recordar cómo ha ido mi día todas las noches, y si mi balance es positivo, por supuesto que me voy satisfecho a la cama. Después he sido testigo de una discusión en plena calle. Él salía de la agencia de viajes, mientras que ella le esperaba con los brazos cruzados al otro lado de la acera, justo a mi par. Ha faltado tiempo para que se enzarzaran en una fuerte discusión, de la cual probablemente no haya sido el único testigo. Nadie parece darse cuenta de mi presencia en esta calle, actúan como si nadie pudiera escucharles, como si yo fuera una mera estatua que sirve para adornar la acera llena de papeles de caramelos y colillas antiguas. Estaban hablando bajo, disimulando para no convertirse en el centro de atención, claro que no lo han conseguido. Yo les miraba fijamente mientras veía que los viandantes que parecía que pasaban de largo sin reparar a nada se fijaban en la pareja y hacían sus propias cábalas sobre qué estarían debatiendo. Finalmente, ella salió vencedora, ya que fue lo último que vi antes de que se marcharan. Una sonrisa de ella asomaba por su cabeza gacha mientras que él sacaba del bolsillo algo parecido a unos billetes. Un final feliz, mi día parecía que podría ir bien. Las siguientes horas las pasé sin ninguna novedad. Pero odio aquellas personas que pasan por mi lado, de largo, mirándome de arriba abajo y poniendo cara de aborrecimiento, mientras que yo sólo puedo imaginarme rápidamente cómo serán sus vidas sosas y monótonas detrás de ese refinado perfil y estirada figura. No les estoy rogando ninguna prima, es más, no necesito de su dinero. Sólo quiero ver cómo la gente sigue teniendo ese toque de inocencia que deberíamos no perder nunca. Lo que sí me ha impactado hoy, ha sido la ilusión que ha mostrado una anciana al verme actuar. Tendría unos 80 años, pero no iba sola. Una mujer peruana la llevaba sentada en su silla de ruedas, sus piernas llenas de moratones parecían no formar parte de su cuerpo con vida. Se han acercado hacia mí por ruego de la señora, mientras la asistenta sacaba del bolso de ésta un billete rojo y lo depositaba dentro de mi cesta. Yo he cogido esa rosa roja que guardo dentro de mi chaqueta para ocasiones especiales, agradecidamente se la he entregado y he visto cómo volvía a florecer ese brillo en los ojos, dejando evidente su vitalidad. Parecía no entender nada, me ha recordado a la niña de piel pálida mirando fijamente mi nariz colorada y lanzando una sonrisa silenciosa hacia el cielo; por un momento lo que pude tocar.
Y ahora estoy aquí, en mi habitación, recordando cómo me fue el día y me doy cuenta de que sin hacer lo que hago día tras día no sería yo. Siempre llego a la misma conclusión, me gusta lo que hago, y me gusta que la gente me lo agradezca. Esto es como en todo, habrá gente que te subestime, habrá otra que te supervalore, pero lo que sí es verdad es que siempre hay que saber cuáles son las aceptables y cuáles no la son. Mi función consiste en eso, en hacer feliz a la gente, aunque sólo sea por un instante, porque poco a poco, los momentos felices sabemos que valen, que sirven de gran ayuda para convertirlos en un ciclo con próspero final.
Me llaman el alma de la calle, me llaman el mimo de la acera, me llaman el pobre incomprendido, me llaman el payaso bondadoso.

sábado, 10 de octubre de 2009

Animales salvajes


"El ser humano es el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra"; y tres, y cuatro, y cinco... Nos beneficiamos con la libre opción de elegir, pero sólo es beneficio cuando se toma el camino correcto. El mundo y tu vida no es como aquel videojuego al que jugabas y tenías la opción de guardar partida o simplemente dejar como si esa partida no hubiera existido nunca. Nuestro mundo es otro: una cadena de decisiones que nos someten a momentos de tensión y difíciles destinos. A base de equivocaciones vamos incluyendo referencias a nuestro repertorio de caminos a elegir así la siguiente vez tendría que ser más fácil. Pero tengo ya la pata más que dolida de tantas veces que la he metido, estoy bastante confusa de por qué aprender a nuestras edades nos cuesta tanto. Las hojas de mi diario están llegando a su fin porque es imposible explicar exactamente por qué somos tan simples que caemos siempre en los mismos errores. Quizá la vida sin cosas así no tendría chispa, quizá se apagaría la emoción de ésta, pero cuesta tanto acostumbrarse a esto que lo damos por imposible. Porque debemos razonar y pensar, saber que en cualquier momento nos estrellaremos contra el infinito de tan alto volar, nos romperemos los dientes por jugar siempre juegos sucios, se nos hará el cerebro añicos de tantas patadas por tanta estupidez acumulada... Y lo peor se llama arrepentimiento. Lo peor es cuando eres consciente de tal locura que decidiste crear en tus días. Ser fuertes implica constancia y ser racionales significa responsabilidad de no joder el campo verde que rodea tu camino.

jueves, 8 de octubre de 2009

Take care of your life.


Otro día de uni, y con éste van ya 5... Debo "perder" el tiempo si quiero no llegar a aburrirme ya que nos han mandado fuera de clase en menos que canta un gallo, la lección ha terminado por ahora. Y ahora mismo, frente al ordenador me da por pensar. Miro sistemáticamente a cada lado sólo para asegurarme de que todo sigue en orden, pero tal vez sea un acto del tipo cuando miras el reloj, pero no te fijas en la hora. La única diferencia es que no tendré que mirar acto seguido a cada lado porque esta vez sí, me he cerciorado de que todo sigue bien por aquí. Cuántos apuntes y cuánto dolor de pies, cuánto cansancio fisico acumulado casi injustificable y que mucha gente no llegaría a comprender. Cuánto dolor al recordar que hace menos de lo que creeríamos poder olvidar podríamos pasar una etapa de la vida académica casi sin dar palo al agua. Y ahora lo duro empieza, señores. Ahora habrá que ponerse las pilas y como dijo alguien, resurgir de nuestras propias cenizas y así llenarse de valentía y osadía. Nadie dijo que fuera fácil, todavía no he oído a nadie decir que sea difícil. Porque en la vida no existe lo difícil, sólo lo no probable. Pienso en aquellas mañanas en las que no apreciaba esas escasas horas de sueño de las que ahora, lamentablemente carezco, pienso en aquellos caminos hacia el instituto que los hacía en un minuto porque era capaz de llegar pronto a la clase habiendo salido tarde de casa. Pero cuando realmente la vida del estudiante es completamente satisfecha, es aquella época en la que somos mínimamente conscientes de la vida y de lo que nos rodea, cuando éramos capaces de convertir una noticia mala en una de las mejores de la semana, cuando inconscientemente teníamos el poder de sacar una sonrisa hasta a la boca más congelada del mundo. Era ahí cuando deseábamos llegar hasta aquí, y es aquí cuando deseamos volver ahí. Pero es aquí cuando deseamos seguir adelante porque sabemos que lo mejor está aún por llegar. Un toque de positivismo nos vendría bien a todo el mundo. Como remataría mi profesor de literatura, "nos vendría bien a todo el mundo".

martes, 29 de septiembre de 2009

HORMIGUITAS

Mil hormiguitas... Es maravilloso experimentar todas las emociones del mundo, experimentar con nuestro cuerpo para sacarle fruto a nuestra alma. Es divertido comprovar nuestras reacciones ante circustancias distintas, es emocionante vivir nuestras sensaciones al límite para ver qué nos estamos perdiendo cuando sólo hacemos caso a la razón. Es mágico saber lo que sentimos, o, claramente hablando, es mágico sentir lo que no sabemos, saber que sentimos sin saber cómo describirlo. La razón es sabia, así como la palabra, todo lo lógico es plasmable, pero cuando se trata de algo tan complejo como los sentimientos, nos encontramos ante algo inexplicable, incomprensible, todavía no hay suficientes palabras para tantas sensaciones. Ni siquiera yo soy capaz de describir todo lo que siento, ni siquiera soy capaz ni de entenderlo. No siento ahora porque es lógico, sino que pienso ahora por qué siento lo que siento en estos momentos. Y buscamos por todos lados una explicación coherente cuando lo que en realidad hay son dudas y una razón abstracta. Olvidándonos de todo, de las mil preocupaciones del día a día, buscaremos la libertad, porque al fin y al cabo, si pensamos demasiado, más de lo debido, la razón se volverá nuestra celda por mucho tiempo. "Nada es malo, sólo en exceso". Quitémonos los complejos y disfrutemos viviendo. Un millón de emociones nos esperan, un millón de emociones por experimentar, pero no analizar. Quiero porque quiero, quieres porque quieres, te quiero porque sí. Mil hormiguitas...

miércoles, 26 de agosto de 2009

LA VIDA.


La vida es… la vida es… la vida es inexplicable, la vida es sorprendente y misteriosa, la vida es pura incoherencia. No es sistemático y no es abstracto, es algo nuevo para cada persona y es algo no identificado como objetivo. Es tremendamente maravillosa y es inimaginablemente desgraciada. La vida, sospechosa y víctima, pacifista y violenta, superdotada e ignorante, adorable y cruel, autosuficiente y seca. En definitiva: bella y monstruosa.
¡Cómo puede cambiar la vida en distintos puntos geográficos! ¿Cómo podemos ser tan ingenuos? Mucha gente se dedica a hacer nada por que este mundo funcionara como se merece mientras que el materialismo y la ambición están acabando con él. Sería muy bonito si todos nos pusiéramos de acuerdo y tratáramos de solucionar de una vez por todas las diferencias tan abismales que nos han separado siempre por culpa de los conocedores y los más culpables. Sería bonito poder hablar de una vez en presente y no en condicional. Pero creo que lo mejor en este momento para que esto acabe sucediendo, sería que alguien tomara realmente cartas en el asunto y hablara en imperativo. Así, podríamos utilizar conjuntos de verbos tan especiales como “vivir amando”.

jueves, 20 de agosto de 2009

Las dos caras de una misma moneda



-No dejes de hacer el masaje. Raúl, vete a avisar al encargado de transplantes, hay un posible donante. No pares, sigue haciéndole el masaje ¡no podemos dejar que el corazón deje de bombear…!

Simón era un joven de 21 años, con una vida aparentemente controlada, una vida sana y feliz. Estaba en su 3. año de carrera, estaba estudiando derecho, y es ahí donde conoció y se enamoró de José, una chica de su edad, a la que le interesaban las mismas cosas que a él. Él la quería con locura, la amaba con todas sus fuerzas porque en ella creía que había encontrado lo mejor de su vida. Llevaban 2 años y 2 meses de relación estable, con sus altibajos y sus momentos mágicos.

-¡Oh, Dios! ¿Dónde está Simón? ¿Qué le ha pasado? ¡Quiero verlo ya!

José estaba preocupada por saber el estado de su novio, no podía ni imaginarse que lo peor que podía pasar por el momento estaba a punto de suceder. Simón había fallecido en ese mismo instante, un infarto cerebral había interrumpido el sueño de ambos. Cuando la noticia llegó a su familia, pocos minutos después, una sensación de debilidad, rabia y tristeza pasó por sus corazones, dejándolos en blanco y sin saber cómo controlar el ataque de histeria que les había invadido.

-Sentimos mucho lo que ha pasado, no hemos podido hacer nada para evitarlo. Queríamos hablar con ustedes. Verán, el corazón de su hijo podría servir para salvar la vida de alguien. Sabemos que estos momentos son muy duros para ustedes, sabemos que no pueden pensar en otra cosa ahora mismo, pero comprendan que nuestro trabajo es salvar vidas, y que tenemos que intentarlo. Ustedes piénsenlo y por favor, si deciden donar, firmen esta hoja cuanto antes para que el corazón de Simón pueda salvar una vida.

________________________________

Pi, pi, pi, pi… El busca de Alberto sonaba de debajo de la almohada. Sonaba tímido, pero esperanzadamente. La puerta del baño se abrió con decisión y un joven pálido y delgado apareció. Fue desesperadamente hacia el aparato, parecía que aún pasando cualquier catástrofe, Alberto haría lo que fuera por seguir el pitido. Una vez alcanzado su preciado tesoro, confirmó que lo que para él era un mito existía en realidad. Un nuevo corazón le esperaba, y la esperanza de una nueva vida llenaba sus pensamientos por fin.

En menos de 10 minutos ya estaba en el hospital. Cogió un taxi, ya que el médico le prohibió conducir, pero eso ya podría cambiar. Con la bata puesta, se sometió a una rápida prueba para confirmar que ese corazón le era compatible.

-(… )¿Mamá? (…) Sí… soy yo, Alberto. Tengo una buena noticia: Mamá, van a acabar los sufrimientos. ¡Me van a poner un nuevo corazón! (…) Mamá, te lo digo de verdad. (…)Mamá, no llores… (…) tranquila (…) mamá, vamos a ser felices ¡por fin! (…) Sí, tranquila, cuando puedas. Ahora me meten en quirófano. (…) Gracias. Hasta luego. Te quiero.

La operación salió muy bien y Alberto se encontraba con los efectos de la anestesia cuando su madre llegó. Estaba en la sala de espera esperando a que los médicos le dieran permiso para poder ver a su hijo. Al lado suyo se encontraba una joven muy guapa, morena y con ojos verdes que estaba llorando. La madre de Alberto se presentó y le prestó algunos consejos. Ella se llamaba José, y acababa de perder a su novio.

Estuvieron un tiempo hablando y compartiendo ideas. Parece que José estaba un poco más animada cuando Josefa pudo visitar a su hijo.

Así son, las dos caras de la moneda: La vida y la muerte.

________________________________________

-Mamá, ¿me acompañas a comprarme unas zapatillas para el basket? El médico me ha dicho que ya puedo hacer deporte.

Habían pasado 2 meses y medio desde la intervención de Alberto, y se sentía con fuerzas, animado y lleno de vitalidad. Podía hacer vida normal, pero de momento tenía que evitar hacer muchos esfuerzos, el deporte le estaba recomendado, aunque poco a poco. Pero eran tales las ganas de Alberto por volver a disfrutar de la vida, que ansiaba hacer lo que desde hacía tiempo era incapaz de hacer. Iban por el centro madre e hijo cuando a Josefa le pareció ver a alguien conocido.

-¿José? ¿Qué tal estás, mi vida?

Josefa y José empezaron a entablar una conversación en la que Alberto se veía excluido. A él le pareció una chica encantadora. Algo sintió nada más verla, algo que no dejaba a Alberto dejar de mirarle fijamente.

-Oh, mira, qué tonta… Éste es mi hijo, todo salió fantástico finalmente, gracias a Dios.

José y Alberto se dieron los besos protocolarios. En ese momento hubo una especie de magia entre los dos, la alegría y la tristeza se encontraron cara a cara, la impotencia y la esperanza. 5 minutos después de conversar amenamente, cada uno tiró por su camino. Una vez llegado a casa, Alberto no podía dejar de sonreír, aún más si cabe. No podía dejar de pensar en José, esa sonrisa tan bonita, esos ojos tan mágicos, su dulzura al hablar… No podía creer cómo había pasado aquello. Nunca había tenido esa sensación con alguien que apenas conocía. Sólo podía pensar en cómo volver a verla.

Mientras tanto, José seguía destrozada en su casa, viendo fotos de Simón, viendo vídeos con su amado y repasando de cabeza los momentos más especiales vividos con él.

Después de haber estado una semana embobado, Alberto decidió dar un paso de valentía. Él tenía esperanzas en su nueva vida, y ¿por qué no ser impulsivo por una vez?

Se armó de valor y buscó en todas las guías el número de José. Su madre sabía el apellido y tenía alguna información de la joven que pudo servirle para su búsqueda.

Una vez encontrado el número, la llamó. Sólo quería tomar un café con ella, y ella no tenía ganas de nada, pero aún así, no sabe por qué lo hizo, pero la convenció.

Estuvieron 3 horas charlando y haciendo bromas. Alberto era un hombre nuevo, con ganas de vivir y ayudar. José estaba irreconociblemente alegre, aunque triste en algunos momentos. Alberto no paraba de gastarle bromas e intentar animarla. Habían congeniado, Alberto se sentía muy bien con ella y a ella le recordaba a los grandes momentos vividos con Simón, era por eso también, esa especie de familiaridad que sentía cuando estaba con Alberto la que le hizo sonreír después de unos largos 4 meses. Después del café Alberto la acompañó a casa y quedaron en volver a verse. Habían pasado una muy buena tarde y había conseguido que José desconectara.

Así, pues, Alberto y José se fueron haciendo grandes amigos y confidentes. Poco a poco José iba dejando atrás su pasado, pero no olvidando. Era obvio el feeling que había entre ambos, pero ninguno de los dos se decidía a dar el paso. No querían estropear aquello tan bonito que había surgido de repente y mágicamente. Alberto estaba muy contento y José estaba encantada. Se acordaba de los momentos en los que había pensado que nunca más podría volver a sonreír. Simón era un hombre tan maravilloso y único, que no sabía que podría llegar a conocer a alguien con un corazón tan grande como Alberto. Él también ocupaba un sitio en su corazón y su mente, y era la única persona que le hacía sentirse especial y no desgraciada. Nadie sabe cómo, nadie sabe por qué, pero la magia entre ambos era tan especial, que parecía que nadie ni nada les impediría ser felices, sólo estaban ellos en el mundo, se tenían a ambos para animarse y arroparse. Dos grandes amigos unidos por las chispas de la vida.

Nunca pudieron darse cuenta de por qué esa familiaridad, por qué tanta complicidad nada más conocerse… El ser humano es muy complejo, pero tiene algo verdaderamente sencillo a la vez. Cuando alguien ama con fuerza, ama hasta la muerte, a no ser que ese amor muera antes. El alma de Simón seguía viva, viva dentro de Alberto, y no se rindió hasta tener a su verdadero amor otra vez con él. Sólo un corazón tan grande sería capaz de no rendirse ante la muerte e intentar que la mujer de su vida acabe sus días enterrada en la amargura. El amor entre Simón y José era tal, que ante cualquier obstáculo podría sobrevivir. En este caso el obstáculo que le había deparado el destino no había sido menos que la muerte, pero sus sentimientos resistieron valientemente.


Un amor tan intenso no se apaga fácilmente, un amor tan intenso sobrevive y lucha hasta lo imposible, y al final, cuando acaba venciendo, nos da una lección de vida tan importante. No sólo la vitalidad nos acerca a las personas amadas, debemos querer y estar preparados a que nos quieran, porque cada una de las personas del planeta encontrará su pedazo de felicidad en el camino, y debemos saber aprovecharlo. La suerte no pasa muchas veces por nuestra puerta, y aún buscándola nosotros, no siempre la conseguimos. Así que no podemos quedarnos de brazos cruzados y ver qué pasa. Debemos luchar por lo que queremos y muchas veces ser valientes. Nadie va a ser felices por nosotros, así que no nos hundamos en el silencio y la desesperación porque algo no salga como habíamos planeado, sino que aprender de nuestros errores, evolucionar como personas para poder regalar grandes momentos a ese alguien que merece tenernos a su lado. El amor puede con todo, hasta con la poderosa muerte, así que debemos saber controlarlo, no vaya a ser que él mismo nos acabe destruyendo.

Nada es para siempre...


Nos damos cuenta de lo que somos cuando no lo somos. Cuando vemos que se está acercando el final apreciamos lo que nunca habíamos llegado a apreciar en la medida que se merecía. Cuando vemos que lo que tenemos y lo que vivimos se está acabando, entonces es cuando realmente somos conocedores de lo que cuesta conseguir eso, conseguirlo y mantenerlo. Nunca estuve tan de acuerdo con esta frase, "no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes". La llama de la vida puede irse agotando, y nosotros sólo somos capaces de preocuparnos por cosas minúsculas e insignificantes al lado del océano negro que tenemos a la esquina. Nunca sentiste tan cerca el lado oscuro, nunca sentiste tan cerca la nada, nunca sentiste tan cerca que tu vida se está agotando. ¿Es necesario saber que te queda poco por preocuparte por la vida? ¿Es realmente necesario?
Sin embargo, sentimos en situaciones como ésta que la vida puede superarnos, cuando ante este gran avismo deberíamos ser más optimistas y pensar en la suerte que hemos tenido en vivir donde hemos vivido, en ser familia de quien somos, en tener gente que nos quiere... no debemos caer en lo absurdo como qué felices hubiéramos sido si... No, eso no existe. Somos quienes somos por nacer donde y como hemos nacido, somos quienes somos por cometer errores y por solucionar problemas, somos quienes somos por tomar distintos caminos... Y hemos sido quienes hemos sido por poder apreciar antes de morir todo lo que tenemos al rededor. La vida se puede ir acabando... y estar también cerca de la muerte nos enseña valores que estando cerca de la vida no podemos ver. Repasamos los mejores momentos y solo tenemos palabras de agradecimiento. Aún sabiendo que naciendo en otro lugar remoto la muerte no nos esperaría tan cerca, sabemos que mejor no hemos podido vivir. Gracias, gracias y gracias.

martes, 18 de agosto de 2009

La vida...


Nacemos, nacemos con nuestras virtudes y nuestros defectos. Muy bonitos los primeros dientes, los primeros pasos, las primeras palabras e incluso los primeros errores. Éramos felices, felices porque todos nuestros problemas se basaban en no encontrarnos con esa tía abuela porque nos pincha cuando nos besa. Nos daban fuerzas esos juegos por las tardes, esos saltos en la comba y esos chistes de Jaimito. No teníamos preocupaciones internas como las que vamos obteniendo a medida que pasa el tiempo.


Y hacernos cada día más mayores y cada día más sabios, más llenos de experiencia. Era bonito cometer errores, claro que los errores se limitaban a comerte las uñas delante de tus padres. Ahora nos equivocamos y duele. Nos duele ver que no hemos aprendido nada, que seguimos cayendo en los mismos fallos, haciéndoles daño a los que nos importan y sobre todo a nosotros. Por eso, replantearte si crecer es beneficioso, sólo por recordar que antes eras feliz, nos hace más débiles. ¿Es que no aprenderemos nunca? Puedo meter la pata con lo mismo mil y una vez, y sin embargo, seguir intentando cambiar.


Conocer gente, diversión, risas y charlas nocturnas. Por otro lado nostalgia, depepción, desamparo y soledad. Una parte llena de amor, amistad, libertad e independencia, por otro tristeza, pesadillas, amargura e impotencia.
Qué felices nos crea la vida y cómo acabamos con ese sentimiento divino. El sacrificio hacia la superación poco a poco se agota. Una vez vacío el frasco, quedarse de brazos cruzados y ver qué pasa.


Siento si alguna ocasión mis errores hayan causado dolor o sentimiento de rabia. Siento haber crecido como soy, siento haber aprendido tan tarde y siento saber que en estos momentos no hay tantas fuentes de energía como esperaba, tantos receptores como aparecían en la lista...