Y así comenzó su nueva vida. Se desabrochó los botones, quiso saltar hasta el infinito, se comió el universo. Cada segundo que agotaba era una vida llena de moratones que no paraban de gritarle que saltara. Frunció el ceño y siguió adelante porque esto, se llame como se llame, se nos puso de frente para formarnos. Para formarnos como personas, no como adultos que debemos ser. Para todo hay un momento y supe que éste era el momento de ser feliz. Nunca busques más allá de tus posibilidades, porque tus posibilidades no definen el campo en el que puedes jugar. Ve y cómete el mundo sin suavidad, sin ser la señorita que debes ser, sin cruzar las piernas cada vez que te sientes en un café, sin agachar la mirada cuando te encuentras de frente con él. Sé quien deber ser, pero sé quien has nacido ser.
Es mejor creer en lo que quieres que querer que te crean.
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