
El ser humano está acostumbrado a acostumbrarse; a hacer de cada detalle de su día pura rutina; a no apreciar todo lo que consigue entre semana para disfrutarlo los fines de semana. Y cuando llega un día en que la rutina que no apreciabas la pierdes, te das cuenta de que era algo más que pura sistematización. Porque me encantan los días que saben al de ayer, porque sé que si son iguales serán geniales. Me gusta sentarme y saber que pasará simplemente porque ayer pasó, mañana pasará y espero que durante mucho tiempo pase. Muchas veces me gustaría grabarte para ver tu mirada cada vez que me apeteciera. Porque que la rutina acabe no quiere decir que lo que me depara sea peor. Tengo la suficiente confianza en que si esto empieza bien siempre puede acabar ahí arriba, en el infinito, hasta que las ganas de tirarme de cabeza no vuelvan a congelarse.
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